Érase una vez un tigre que se llamaba Leo. A Leo le encantaban las piscinas y un día mientras se estaba relajando en la piscina selvática, se dio cuenta de que se le habían caído las rayas.
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¡Nooo! – gritó el tigre sin rayas.
Pero se le ocurrió una idea:
quizás si me vuelvo a meter en la misma piscina en la que perdí las rayas, se
me pueden volver a pegar. Convencido de que su plan funcionaría, un día por la
mañana, Leo, se metió en la piscina y al cabo de un rato se dio cuenta de que
en su cuerpo le volvieron a aparecer las rayas.
Y así Leo fue muy feliz para siempre. FIN
AUTOR:
MARTÍN TENREIRO VILA
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